domingo, 13 de agosto de 2017

Jacques Brel - Fils d...



Un coin de vague,
une fleur qui tremble,
un oiseau mort
qui leur ressemble[i].

Decir que una canción de Jacques Brel es emotiva, añadir que la interpreta en directo con la desesperación y la ternura de un profeta herido o un hombre enamorado[ii], o que recurre a la niñez como a un lugar que nunca deberíamos dejar atrás o un sueño del que no tendríamos que haber despertado para creer en la vida, es como no decir nada, probablemente estemos en un momento en el que descansamos de todos aquellos versos que nos mostraban su fragilidad, en el que no tenemos ningún interés en reconocer su valentía ni, por no saber de él, advertimos sus múltiples y llamativos errores, esos que brotaban por la mala costumbre de llevar el corazón muy por delante de la cabeza.

       Fils d.. es una de esas canciones que se deslizan en la zona tibia de su repertorio pero muy cerca de sus grandes aportaciones y sus desgarros más convincentes. Aquellos que vamos un poquito más allá de "J'arrive" hemos aprendido a quererla y a quedarnos prendados de la sensibilidad a flor de piel de algunos de sus versos[iii], y la convicción anímica de su autor mientras los desgranaba haciéndonos pensar, erróneamente, que nunca más hollaría esas cumbres.

Yo no sé lo que significa el título, tampoco creo que tenga mayor importancia, estudié algo de francés para poderme dar la licencia de no entender algunas canciones y actuar como si las hubiera entendido. Como, en cierta forma, dije en el párrafo anterior; la niñez, junto al amor, la muerte, la denuncia de las buenas y de las malas costumbres, y la variable identidad del hombre libre cuando ya solo puede perder unas alas quebradas, fue un tema recurrente para Brel, así de repente se me vienen a la cabeza otras dos monumentos  que se levantan sobre su recuerdo; L'enfance y Mon enfance.

       Terminaría diciendo que alguna vez me pareció entender que decía algo así; "Por mucho que hayas sido un niño tierno, si actúas como si lo hubieras olvidado has acabado convirtiéndote en un hijo de…

                                                        21 de noviembre de 2014.

sábado, 12 de agosto de 2017

Raimon - Canción de la madre



He dejado a mi madre sola en la casa de nuestra calle, ya siempre estaré acompañado por los fantasmas y las ruinas, el Tobogán se desliza sin tregua hacia otro olvido en el que no se reconoce, he amado en estos lugares que acabarán perdiendo el nombre y sonrío detrás de una lágrima en la parte de atrás de una fábrica abandonada que ayudara a levantar los ladrillos de nuestra decadencia. La Almadraba no volverá a ser un barrio blanco, los comerciantes fenicios nos vendieron con los primeros televisores; los que crecimos hollando sus orillas en el verano más largo teníamos el mismo corazón abierto al viento sin importarnos de donde venía, ahora somos comadres que sonríen en la fachada y tiran aviones de papel envenenados cuando nos damos la vuelta, el dinero tiene un encanto subversivo que hace que las anguilas maldigan el arroyo en el que nacieron. Había pobreza, y los defectos inherentes a la naturaleza humana con la envidia ocupando un lugar de privilegio, pero había dignidad ante la muerte y el olvido, no sé qué significa eso cuando la comodidad se convierte en la diosa más implacable, resulta su sonido tan embriagador cuando arrancas el motor de tu primer coche y piensas que nunca volverás a sentir hambre de justicia por aquellos que se quedaron atrás y no encuentran su paso, cuando abandonas a aquellos a los que arrebataste hasta el último suspiro y ya no pueden caminar gobernando sus piernas.

Nadie me espera en una casa que perdió su aliento, no puedo luchar contra el miedo, ni contra el dolor, ni contra hombres distintos que son también mis hermanos aunque haya una barrera insalvable en nuestras respectivas formas de interpretar el mundo y el papel que desempeña el hombre en él; hay quien lucha contra Dios estando a su lado y quien lo hace contra el destino con todas sus consecuencias.

      Cuando Raimon grabó esta canción en 1967, España empezaba a despertar al bienestar, a los que teníamos como única lengua el castellano nos decían en el colegio que en España había solo una lengua, las demás eran dialectos, nos decían demasiadas mentiras, pero sin pretenderlo decían algo cierto; la misma opresión nos había hermanado y podíamos entendernos y denunciábamos el mismo Purgatorio tenebroso vestido con los ropajes de la Gloria aunque lo hiciéramos en diferentes lenguas. 

        La crítica profunda y melancólica al desarrollismo de Raimon es la nuestra. Habrá quien quiera ver  en esta postura un sesgo reaccionario y es cierto que en algunos casos se han vertido proclamas insostenibles en contra del progreso. Pero nada más lejos de la realidad cuando algunas de las almas libres e independientes de nuestro tiempo se han manifestado en contra de la modernidad simplemente diciendo o narrando lo que ven, desentrañando una moral que nos esclaviza con las cadenas de nuestra libertad. 


viernes, 11 de agosto de 2017

Leonard Cohen; el destino de un poeta



Pequeña, he estado aquí antes, he visto esta habitación y hollado sus caminos. Sabes que solía estar solo antes de conocerte.
(Leonard Cohen)

Gracias, Leonard, por haberme dejado 
escuchar el gemido disperso en tus tormentas, 
por haber resistido en tu torre 
de canción apasionada 
mientras pasaban amantes y amigos, 
y caían tantos sueños que se creían eternos, 
por las horas que aliviaste el dolor de mi letargo 
y lo meciste en el viento con una rara elegancia 
que aún brota en el invierno de tus ansias de conquista, 
en los campos sembrados de espinas y alambradas 
del amor y el desengaño,   
por haberme hecho olvidar tantas veces con tu verso 
el destino amargo, inexorable del poeta.

Desconozco la consideración literaria de Brassens o Brel en la Francofonía  o  la de Bob Dylan y Leonard Cohen en la América anglosajona en estos días, solo el tiempo nos podrá decir donde estarán sus poemas cuando les quiten la música y tengan que danzar sin acompañamiento, sin histrionismo sentido ni luces de candilejas.

Yo no podré verlo casi con toda seguridad porque estaré discutiendo con Plutón sobre el poder redentor de la música y la inmortalidad de los cuerpos exultantes; la poesía ha sido expulsada a un lugar donde no existe la sonrisa, pero no me cabe la menor duda de que ellos estarán ahí en lo alto cuando transcurra el tiempo y se hable del nuestro porque no solo escribieron con una calidad insultante sino que supieron extraer muchas de las contradicciones intemporales del ser humano y las supieron encajar con emoción, belleza y autenticidad en la época que les tocó vivir.

Centrándonos en Cohen podemos observar que siempre se puso serio cuando trataba con la palabra y la música y el misterio de su combinación, que, en la genial y escalofriante variación del "Pequeño vals vienés" de Lorca (Take this Waltz), tuvo un amago de depresión profunda, y es un poema maravilloso que merecía la pena que se intentara transmitir a los nuevos muchachos y lleno de una intrínseca musicalidad. Hace ya mucho tiempo que descubrí que el arte no es entretenimiento, aunque lo pueda tener, y que la poesía tiene muchos caminos, que este poeta es imprescindible porque encontró el suyo mirándose hacia dentro como un pájaro que se arrastra en los cables, como un borracho sereno que ha olvidado su nombre en un tugurio portuario de una isla asustada que es la mía y llora su soledad en las noches de levante y de zozobra.

Si yo hubiera pensado un poco más probablemente no habría escrito ningún poema, me habría acordado de mi propia intrascendencia para la gente que puede verme, tocarme y transita por mis mismas calles con un libro de poemas bajo el brazo que nunca será abierto, me habría puesto melancólico acuciado por los años que llevaba esperando un momento como ése; estar a pocos metros de uno de los ídolos de mi lejana juventud y tocarlo con la mirada. 

Recuerdo que empecé este poema en el tren, el día anterior al concierto, sobre los espacios en blanco de la última biografía de Cohen que se había publicado. Simplemente quise reflejar, en el lugar más oportuno, mi asombro y mi agradecimiento ante el encuentro con uno de esos mitos que se mantienen a pesar de la inconsistencia afectiva de un período precipitado a devorar a los ídolos y sepultar su memoria cuando se pierden sus canciones, insistí en su poesía porque en ella encontré la esencia de un hombre que había vivido intensamente la verdad y la mentira, que había cantado al amor y a la desesperanza y llevaba continuamente puesto un sombrero gris para evitar que se le viera el cabello canoso y ya escaso. Un hombre que sonreía a su tristeza mientras hablaba porque, después de tantas proposiciones deshonestas en el mundo de la fama, había comprendido que solo se había intentado vender por una mirada sincera que traspasara un momento y alimentara la caldera de los recuerdos entre las palabras de ceniza dentro de un poema que hable de la única pasión que nunca muere.

Quedé sorprendido por la duración del concierto y por cómo se condujo sobre el escenario en algunas canciones, aún lo veo agradecido a un país que le transmitía hermosas vibraciones y tragedias; español era aquel artista callejero que le enseñó una nueva forma de abrazar la guitarra y el poeta que le había obsesionado hasta el punto de ponerle a su hija como nombre su apellido. No podré nunca olvidar que se arrodillara al cantar “Hallelujah”, allí, con setenta y ocho años y un pasado que no podría abandonar nunca aunque lo había intentado, aunque tuvo que volver a la carretera y a los estudios arruinado por su representante, consejera y, quizás, amante.
Volvió a recordar un repertorio cuyas mejores piezas tenían mucho tiempo, era una suerte inmensa que fuera así, que rindiera un amplio tributo a sus primeros escarceos en el mundo de la música, creo que intuía con la sabiduría otorgada por una vejez esplendorosa que sus mejores versos serían recitados cuando hablaran de este tiempo confuso entre la revolución marchita de las flores y la Guerra del Vietnam, y de este mundo arbitrario que se arrastra por los caminos atormentados de un pensamiento angustiado porque hierve la hipocresía que se muestra ante los diferentes conflictos y regímenes políticos.

Aunque no cantó mi canción favorita; "Uno de nosotros no puede estar equivocado", ésta no dejó de sonar para mí en las casi cuatro horas que duró el concierto. Sí, también yo torturé el vestido que ella llevaba por el mundo para olvidar. No hizo falta que la cantara para que yo sintiera como sería ese momento, no me importa que casi todos la hayan olvidado, mi corazón me dice que es un poema que habría que guardar en una urna.

martes, 1 de agosto de 2017

Leonard Cohen - La Torre de la Canción.



Well my friends are gone and my hair is grey
I ache in the places where I used to play
And I'm crazy for love but I'm not coming on
I'm just paying my rent every day
Oh in the Tower of Song.

Mis amigos se fueron y tengo el cabello gris,
ahora sufro en los sitios donde solía jugar
y estoy loco de amor pero no lo alcanzo,
solo pago el alquiler cada día
en La Torre de la canción.


He llegado a la conclusión que la vida es un milagro aunque no sea eterna, solo algunos hombres viven aunque en sus ansias por disfrutar de la existencia muchos de ellos se equivocan y se preguntan adónde fue la alegría antes de cerrar los ojos por última vez, sin embargo la muerte no me parece un milagro ya que todos los hombres mueren incluso aquellos que nunca estuvieron vivos.

         Al contrario que los pensadores que creen en la aristocracia me inclino a creer en la democracia aun manteniendo un respeto por aquellos que hablan de una aristocracia moral o intelectual. No veo ninguna forma razonable de establecer normas que nos indiquen quiénes son los mejores, nos iguala lo terrible; el dolor, la soledad, la muerte, nos separa aquello que anhelamos pero ponemos poco de nuestra parte para llevarlo a nuestras orillas;  la sensibilidad, la piedad,  la  inteligencia, aunque sea algo que viene dado, no como es interpretada en el dominio actual del hombre seguro y asertivo.

         Leonard Cohen que había hablado de mitologías en su primera juventud e hizo una magnífica recreación de la caída de los dioses y de la fragilidad de los héroes que, en los tiempos modernos
[i], ya no buscan la gloria mirando lo que significa para la moral de su pueblo y su necesidad de autoestima y autoafirmación ante la historia; Roma se edificó sobre sonadas derrotas que, como ante los celtas y los samnitas, pusieron en peligro su persistencia como pueblo distinto y elegido.

Cohen advirtió con su llegada tardía y meditada al mundo de la música que el hombre debía hablar de mitos, que no debíamos recrearnos en la ruinas clásicas hasta el punto de cegarnos por el resplandor de lo que pudo haber sido y no ver al hombre desconcertado que surge de nuestro tiempo. El hombre que aún cruza las esquinas con un disco en el bolsillo necesita hablar de Lennon, Dylan y McCartney aunque no los comprenda, aunque el comportamiento público de algunos de ellos deje mucho que desear. Probablemente casi ninguno de nosotros hubiera sido mejor que ellos de haber tenido que enfrentarnos al monstruo que devora a casi todos los hombres que tienen el privilegio de cruzarse en su destino, casi todos nosotros nos acabaríamos arrojando desde el piso que ocupemos en la torre de la canción[ii].  

"I lost my way,
I forgot to call on your name.
The raw heart beat against the world,
and the tears were for my lost victory.
But you are here.
You have always been here.
The world is all forgetting,
and the heart is a rage of directions,
but your name unifies the heart,
and the world is lifted into its place.
Blessed is the one who waits
in the travellers heart for his turning."


"Perdí mi camino,
olvidé invocar tu nombre.
El corazón prístino latía contra el mundo
y  lágrimas fluyeron por mi victoria perdida.
Pero tú estás aquí.
Tú siempre has estado aquí.
El mundo lo olvida todo,
y el interior es un torbellino de itinerarios[iii],
pero tu nombre unifica el corazón,
y el mundo se levanta en su lugar.
Bienaventurado el que espera
en el corazón de los viajeros para que vuelvan. "





[i] aquí hay que tener cuidado a la hora de establecer dónde empiezan, y reconocer con amargura que aún no han acabado)
[ii] Viniendo de Cohen solo podemos tildar de humildad la referencia que hace a Hank Williams.
[iii] Y el corazón es una furia de direcciones.


domingo, 30 de julio de 2017

The Beatles - Yesterday


No soy ni la mitad del hombre que solía ser,
hay una sombra que cuelga sobre mí,
de repente llegó el ayer.

        El quinto disco de los Beatles, "Help!", tiene canciones inmortales, y no está exento de experimentación, pero fue consumido por las prisas; canciones intrascendentes, irregularidad conceptual, vuelta a las versiones para darle una oportunidad a Ringo de que asomara la cabeza. Pero qué podemos decir de un disco que tiene la canción que le da título en la que John expresa abiertamente su angustia y en la que admite sin reparos que no tiene nada que ver con el joven triunfador que parecía, Ticket to Ride (hay quien dice, quizás exagerando, que contiene las primeras manifestaciones del hard rock), You got to hide your love away (Tienes que esconder tu amor), la única canción dylaniana que tendría una réplica del maestro, en su antológico "Blonde on blonde" precisamente y "I need you" la primera aportación verdaderamente valiosa de George, y Yesterday...

         Yesterday es probablemente la canción que más se ha cantado en la música popular y, sin duda, la que más veces ha sido versionada, unas 3200 veces se contabilizan hasta ahora. Paul ha explicado muchas veces como surgió, que primero tuvo la melodía que le vino durante un sueño y la tocó al despertar para evitar que se le olvidara, que le costó un par de meses convencerse de que no estuviera registrada ya dada su prístina sencillez, que fue muy laborioso encontrarle una buena letra siendo un objetivo propicio para la ironía de John durante meses en los que se referían a ella con el espantoso título de "Huevos revueltos". También ha hablado de las dudas que hubo para incorporarla al repertorio del grupo porque rompía con el tipo de música que estaban haciendo y los problemas con George Martin para grabarla acompañada solo de su guitarra y un cuarteto de cuerdas.  


           La grabación que podemos disfrutar nos muestra a Paul sin sus compañeros en el escenario. Un documento histórico que nos trae el recuerdo indeleble de una de las grandes canciones de nuestras vidas.

sábado, 29 de julio de 2017

Chicho Sánchez Felorsio - Gallo rojo, gallo negro



Ni tú ni yo estamos 

en disposición 
de encontrarnos. 
Tú... por lo que ya sabes. 
¡Yo la he querido tanto!

(Federico García Lorca)


Te extrañará Juanlu que empiece este comentarios con unos versos del poeta universal más representativo, sin embargo veo pertinente que refleje nuestra situación poniendo la política donde Lorca habla de amor. No somos amigos pero sí conocidos que se respetan y aprecian. El azar quiso que compartiéramos momentos que nunca se irán de la memoria y hacen que se derramen nuestras lamentaciones ante la implacabilidad de Saturno que nos acabó engañando mientras aspirábamos la fragancia de las horas perdidas que nunca vuelven y se recuerdan para marcar en las esquinas las huellas de nuestros poetas. 

Eres culto, inteligente, divertido, ocurrente y, lo más importante, cariñoso. Tú eres de derechas y yo soy de izquierdas, no veo ningún problema siempre que ambos seamos demócrata y solo nos pleguemos a la voluntad de un pueblo por muy errático que esté a la hora de elegir sus representantes, siempre que no justifiquemos a ningún régimen totalitario.

Pretendo ser humanista, digo bien, pienso que es algo muy difícil de lograr, son muchas horas de lecturas y reflexiones. He comprendido que esta tendencia, a pesar de que casi todos sus representantes se alinean con la izquierda, también tiene cabida para la gente de derechas y cabe la posibilidad de que tú seas más humanista que yo, aunque en la vertiente estrictamente política, por circunstancias de la vida, hayas optado por una opción más conservadora que la mía. 

Sé que puedes comprender que yo deteste el comunismo pero admire a algunos comunistas, Chicho Sánchez Ferlosio está entre ellos, posiblemente no conoció el éxito por ser fiel a sus ideas y creyera firmemente en el espíritu libertario que otros mancharan de intolerancia y de sangre y él inundaba de amor a la calle, a la gente que pasaba, me emocionan la valentía y la verdad de Diamantino y su militancia en contra de la pobreza y la ignorancia o el fervor hacia la Democracia, puede que un tanto ingenuo, pero sentido y emocionante, de muchos brigadistas internacionales que, en el caso que pudieran regresar, no se olvidaron nunca de nuestro país y, aunque nos parezca paradójico, relataron a sus nietos que, para ellos, no hubo un tiempo más dichoso en sus vidas que aquellos en los que defendían el Puente de los Franceses o el Ebro desde Gandesa. 

Hablemos, Juanlu, de arte, de deporte, de la decadencia moral de los tiempos que nos ha tocado vivir, hagamos una academia de la barra de un bar como alguna vez lo hicimos mientras nos volvamos a reír con amargura del dios del tiempo, evitemos aquello en lo que tenemos posturas irreconciliables y que nos llevaría a reproches y puntualizaciones interminables, probablemente los dos estemos equivocados y no pasa nada, después de todo he comprendido que la valía de un hombre se mide por la magnanimidad que exhibe en sus aciertos y la autenticidad con las que muestra sus equivocaciones.


Chelsea Hotel más o menos marzo de 2016


Entiendes lo que quieres, no lo que debes, Clodia[i], no tienes de qué preocuparte; es un síntoma confuso que experimenta casi todo el mundo en estos días, quizás triunfes a pesar de escribir muy bien, pero lo harías por la tela con la que tejes tus relaciones, no por tus escritos. 

Yo, en cambio, no lo haré, sin saber por qué cuido mi independencia como si fuera la pequeña flor de cactus de la que te he hablado a menudo, que tantas veces he visto y me sigue emocionando por ser una metáfora que nunca he podido desentrañar a pesar de comprenderla.

Tengo buenos recuerdos de ti, el más perdurable me lleva a esa mañana de domingo que estuvimos charlando sobre la vida y la obra de Pasolini[ii], creo que crecimos en alguna dirección, lo importante no sería que la encontráramos en algún sitio, sino el hecho de habernos asomado a los abismos de un artista inquietante y sincero. Era el punto de partida lo que hacía entrañable aquel encuentro, el resto no nacería de nosotros sino de las circunstancias, nuestra única obligación es intentar hacer las cosas lo mejor que podamos aunque nos censure la severidad de los jueces.

Me he manifestado abiertamente en contra de que poemas mediocres, y, peor aún, ostenten una estrella de excelencia[iii]. No voy a cambiar de opinión. He leído mucha poesía como para caer en la trampa del efectismo inocuo. Por ahí admito tus reproches, ya que sinceramente no opinas como yo, peor sería que no tuvieras convencimiento de lo que dices.

Pero no encuentro nada malo en invitar a Alba a que esté acompañada en las alturas por seres vivos que luchan cada día, que, a veces están faltos de talento pero tienen la morosidad enfermiza de un orfebre para dejarnos obras valiosas o aquellos que tienen un talento que nadie quiere ver y luchan en las sombras cortantes de la indiferencia.

Los dos poemas de Alba que habéis estimado antológicos, desde mi punto de vista no lo son, los tiene mejores y más apropiados para esa distinción aunque no me he tropezado con ningún poema suyo que podamos considerar como tales, el que uno se muera no puede ser una excusa para agrandar la calidad de lo que ha escrito.

Puedo estar equivocado en eso último, pero creo que para estar a la altura de la Epístola moral a Fabio, de La elegía a las musas o de La aurora de Nueva York haría falta que supiera implicar al lector a través de su experiencia con la de cualquiera, y pienso, pocas veces, es cierto, que Alba está muy lejos de conseguir algo así, y no se le puede achacar nada; la técnica se aprende con más o menos dificultad, la inspiración también se aprende pero no nos da pistas del cómo, del cuándo y el por qué. Con respecto a esto te diría que ha habido en el fútbol un poeta como George Best, no ha sido el mejor futbolista, pero, junto a Garrincha y el "Mágico", ha escrito los mejores versos persiguiendo un balón que, con frecuencia, acababa en el lugar que él había elegido.

Permíteme dudar que Alba pueda dolerte a ti más de lo que a mí me duelen mis muertos. Estamos hablando en la misma lengua pero en dialectos que no se entienden entre ellos, no es un capricho pensar que yo puedo llevar la piel, los cabellos y la forma de mirar de alguno de ellos, son algo mío que perdí y duerme en el sepulcro, íntimamente míos con sus imperfecciones que, a veces, no se me olvidan y con las que me veo más humano, menos insoportable.

Ya sé, Clodia, que tú amas a Borges y te postras ante su inteligencia, yo simplemente amo a Lorca[iv] que aún vive en otra galaxia respecto a mí y al resto de los mortales  y lo admiro como hombre que podía tener unas sensaciones parecidas a las mías cada vez que escribía un poema, cada vez que muriera alguien en su pueblo con quien ya no podría tomarse un vino mientras soñaba con acabar con el analfabetismo en España.

Desconfío de las relaciones que establecemos a través de la Red, existe un carisma telemático que hace cinco años dejé de tenerlo, sé que, casi nadie lee lo que escribo. Pero no me lamento, hubo unos meses en los que no daba abasto para contestar las cartas que me llegaban, mi carisma se sustentaba en actuar como si fuera un sucedáneo de lo que Sabina transmitía y, probablemente no era, así creé una imagen en la que se reforzaba la calidad del mujeriego que nunca he sido y que no podré ser jamás. Los hijos de los conquistadores solemos pagar los pecados de nuestros padres, Pavese se apagó un día de agosto sin llegar a comprender que las mujeres de su pueblo prefirieran los impulsos primarios y misóginos de su padre a su delicadeza y sensibilidad femenina que pueblan las páginas de su novela más célebre, a pesar del dolor que hizo aflorar una misoginia primaria en su diario. 

***   ***   ***

Te llamé buena persona hace unos días y empiezo a experimentar con melancolía el temor de haberme equivocado, soy demasiado impulsivo, pero no me arrepiento de haber pensado bien de ti, de haber creído en la bondad de tus intenciones, sí lo haría de haber pensado mal aunque hubiera estado en lo cierto; son los pequeños detalles los que ofrecen una medida aceptable de nuestras miserias. Pero, con la calma que me faltó en un primer momento, he comprendido que dos buenas personas no tienen por qué estar destinadas a entenderse aunque sean partícipes de la misma pasión y, citando a Quevedo a mi manera, lo importante no es estar en lo cierto sino sentir lo que se dice.

Por favor, haz comparaciones que se sostengan en el mismo dolor. ¿Hablaste con ella? ¿Compartiste un solo día con ella de dolor hospitalario? ¿Superaste alguna crisis cuando la poesía agonizaba entre los pinos en la Mallorca del invierno de Chopin? ¿La quisiste tanto que, a veces, deseaste odiarla e incluso llegaste a pensar que no la amabas por sus virtudes sino por sus defectos?

No queda mucho espacio para lo sagrado en esta sociedad moderna, pero sigue habiendo actos y discursos que merecen ese calificativo. Me has ofendido por lo que he interpretado como pedantería indisimulada, por fingir un sentimiento que a la fuerza no puede ser muy grande ni real, ya lo dijo Leonard Cohen en el Chelsea Hotel más o menos dos veces.

I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.

No quiero dar a entender que te amaba mucho,
No puedo seguir el rastro de cada petirrojo caído.
Te recuerdo muy bien en el Hotel Chelsea,
eso es todo, solo de vez en cuando pienso en ti.

Deduzco que tú recuerdas a Alba como Leonard a Janis Joplin compartiendo poesía o sexo que no amor, y yo recuerdo a mis muertos varias veces cada día, sé que es la única manera de mantener entre los coches que invaden las aceras un poco de su aliento, de recordarme a mí mismo que soy el amigo insignificante del viento de Poniente cuando el mar de mi vida se torna azul y veo mi casa de la niñez invadida por otras enredaderas que no recuerdan quién es Dios de tanto pronunciar su nombre en una lengua desconocida.





[i] Considero que Clodia es un nombre precioso, de ninguna manera he querido relacionarte con la Lesbia poética; desenfrenada y licenciosa.
[ii] En Ostia o en Trieste / cuando florezcan los tilos / con el cuerpo marcado / por los golpes que suben el Calvario.
[iii] Creo que la actitud declarada de las personas que las conceden ha colocado una losa en una calle que podría haber tenido un nombre literario.
[iv] No vayas a creer que no le encuentro defectos en lo más importante, como hombre.