sábado, 29 de julio de 2017

Chicho Sánchez Felorsio - Gallo rojo, gallo negro



Ni tú ni yo estamos 

en disposición 
de encontrarnos. 
Tú... por lo que ya sabes. 
¡Yo la he querido tanto!

(Federico García Lorca)


Te extrañará Juanlu que empiece este comentarios con unos versos del poeta universal más representativo, sin embargo veo pertinente que refleje nuestra situación poniendo la política donde Lorca habla de amor. No somos amigos pero sí conocidos que se respetan y aprecian. El azar quiso que compartiéramos momentos que nunca se irán de la memoria y hacen que se derramen nuestras lamentaciones ante la implacabilidad de Saturno que nos acabó engañando mientras aspirábamos la fragancia de las horas perdidas que nunca vuelven y se recuerdan para marcar en las esquinas las huellas de nuestros poetas. 

Eres culto, inteligente, divertido, ocurrente y, lo más importante, cariñoso. Tú eres de derechas y yo soy de izquierdas, no veo ningún problema siempre que ambos seamos demócrata y solo nos pleguemos a la voluntad de un pueblo por muy errático que esté a la hora de elegir sus representantes, siempre que no justifiquemos a ningún régimen totalitario.

Pretendo ser humanista, digo bien, pienso que es algo muy difícil de lograr, son muchas horas de lecturas y reflexiones. He comprendido que esta tendencia, a pesar de que casi todos sus representantes se alinean con la izquierda, también tiene cabida para la gente de derechas y cabe la posibilidad de que tú seas más humanista que yo, aunque en la vertiente estrictamente política, por circunstancias de la vida, hayas optado por una opción más conservadora que la mía. 

Sé que puedes comprender que yo deteste el comunismo pero admire a algunos comunistas, Chicho Sánchez Ferlosio está entre ellos, posiblemente no conoció el éxito por ser fiel a sus ideas y creyera firmemente en el espíritu libertario que otros mancharan de intolerancia y de sangre y él inundaba de amor a la calle, a la gente que pasaba, me emocionan la valentía y la verdad de Diamantino y su militancia en contra de la pobreza y la ignorancia o el fervor hacia la Democracia, puede que un tanto ingenuo, pero sentido y emocionante, de muchos brigadistas internacionales que, en el caso que pudieran regresar, no se olvidaron nunca de nuestro país y, aunque nos parezca paradójico, relataron a sus nietos que, para ellos, no hubo un tiempo más dichoso en sus vidas que aquellos en los que defendían el Puente de los Franceses o el Ebro desde Gandesa. 

Hablemos, Juanlu, de arte, de deporte, de la decadencia moral de los tiempos que nos ha tocado vivir, hagamos una academia de la barra de un bar como alguna vez lo hicimos mientras nos volvamos a reír con amargura del dios del tiempo, evitemos aquello en lo que tenemos posturas irreconciliables y que nos llevaría a reproches y puntualizaciones interminables, probablemente los dos estemos equivocados y no pasa nada, después de todo he comprendido que la valía de un hombre se mide por la magnanimidad que exhibe en sus aciertos y la autenticidad con las que muestra sus equivocaciones.


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