Here’s a real nowhere man,
sitting in his nowhere land,
making all his nowhere plans for nobody…
Es un auténtico hombre de ninguna parte,
sentado en su tierra de ningún lugar,
haciendo sus planes de nunca jamás para nadie...
Rubber
Soul no es el mejor disco de los Beatles, pero puede que sea el más
importante, el que fracturó definitivamente en dos su carrera. Determinó un
eclecticismo inagotable, un hambre evolutiva insaciable y la retirada de los
chicos de Liverpool de los escenarios, ya podían crear sin más agobios que los
que ellos mismos se impusieran.
No hay disco de los Beatles al que me
sienta más unido que a Rubber Soul, recuerdo la fecha, es un día señalado en mi
ciudad, y la playa, iba con mi amigo de entonces y dos chicas que no tenían
mucho en común excepto el nombre y el radiocassette en el que reprodujimos la cinta
que nos dejaron; África, una leía a Poe, la otra las portadas de las revistas.
Aquel 13 de junio de 1976 escuché por primera vez algunas canciones que siempre
me han acompañado.
McCartney
estaba brillante, excelso en la recreación de música clásica de "Michelle",
se ensañaba en una parodia irreverente sobre los delirios de grandeza que dice
mucho más de lo que parece en "Drive my car" y mostraba la
profundidad de su talento y enviaba un regalo envenenado a los Byrds en la
injustamente olvidada "I'm looking through you" (Te estoy calando).
Pero
Lennon estaba genial, ya conocía sus dos mejores canciones de este disco, no
puedo precisar cómo llegaron hasta mí. Pienso como entonces; In my life (En mi
vida) y Nowhere man (Hombre de ningún lugar) están entre las mejores canciones
que Lennon compusiera, se convertía de repente en un adulto con la cabeza muy
mal amueblada, no tenía la madurez y el control de sí mismo de McCartney, y se
reprochaba su indeterminación, su falta de implicación con los problemas de los
demás, su alienación como hombre de este tiempo que no es de nadie, su falta de
personalidad para adoptar un punto de vista que le implique. John reconoció
que, a pesar de hablar en tercera persona, se refería a sí mismo y la canción
era el fruto de un duro examen de conciencia y un estado depresivo. En mi vida
es simplemente un canto de amor a Liverpool y una confesión de entrega al
recuerdo imborrable de su primera novia, de sus primeros amigos y los lugares
que compartieron y cambiaron o, simplemente, desaparecieron, es como una rosa que no se debe tocar.
La
otra joya es Girl, con una letra fantástica dentro de un concierto no demasiado
afortunado en la música juvenil acomplejada por el fulgor de Dylan que
publicaba en aquellos días sus obras capitales, aunque para algunos, entre
ellos los Beatles, supuso un acicate y les llevó con éxito a proponer
situaciones complejas, letras con un indudable valor literario. Con sus aires
mediterráneos, con su aspiración, y su melancolía, aquel 13 de junio escuché
Girl por primera vez, y aún me acuerdo de ella muchas tardes.
No
podemos dejar de lado para terminar la fantástica y melancólica "Norwegian
wood" en la que Lennon se enfunda el traje de perdedor en una historia de
amor frustrada con una chica responsable que distinguía entre la diversión y
las obligaciones aunque le había dejado dormir en su casa, canción que abre el
disco y en la que Harrison experimenta magistralmente con el sitar, además George
hizo dos interesantes aportaciones a esta obra maestra que es Rubber Soul.
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