Lo que fuera arrancar
besos en el olvido
es un trotar
sin gracia invocando la suerte,
pasan enfermedades, citas que nos aguardan
con la fragilidad sincera de los cuerpos,
y pasan comentarios
vacíos que no llegan
mientras toda la muerte reina en los hospitales
besos en el olvido
es un trotar
sin gracia invocando la suerte,
pasan enfermedades, citas que nos aguardan
con la fragilidad sincera de los cuerpos,
y pasan comentarios
vacíos que no llegan
mientras toda la muerte reina en los hospitales
y el
verso se nos hunde con una honda que hiere
sin morder el veneno,
sin libertad ni orquesta
sin morder el veneno,
sin libertad ni orquesta
.
No
tenía en mente a Falstaff cuando escribí lo que muestro, hablaba de una
situación propia, pero he acabado por ver su sombra en la descripción que hacía
de mí mismo, de mis aspiraciones, de mis sueños perdidos, de la amistad que no
sabemos distinguir cuando la llenamos de ideales que no resisten la
confrontación con los intereses de la realidad. El amor sigue sin decirnos por qué
hacemos y nos hacen daño las personas que amamos.
Aunque admiro a Orson Welles y conozco una buena parte de su obra mi
contacto con Campanadas a medianoche se remite a una crítica magistral que leí
hace mucho tiempo y que no he vuelto a encontrar pero incorporó este personaje
a mi vida.
Shakespeare era moderno, pero no hasta el punto de hacer morir a su
personaje de tristeza, lo llevaría, como noble que era, al campo de batalla
para que se encontrara con la muerte y pudiera, como un valiente, saborearla en
un trance definitivo.
Cuando todo ha pasado, después de una desilusión, es fácil discernir que se
tildó de amistad lo que no era sino una relación interesada; el bufón no deja
de ser un triste que recurre a la ironía para que la verdad sin tapujos no le
delate, pensaba que tenía a un rey como amigo y se las tiene que ingeniar para
que la gente se ría de la corona sin saberlo, su apego a los cascabeles es algo
vocacional, es un rebelde que persigue con ansia la vida en una sociedad que
siempre tiene en el punto de mira a la Camarda.
Las chanzas se apagaron
como viejos vestidos
perdidos en una fiesta,
lo que fuera brillante cambió presto la rabia,
se convirtió en derrota,
armarios retraídos que no tienen deseo
y que guardan portadas de revistas sin fecha.
perdidos en una fiesta,
lo que fuera brillante cambió presto la rabia,
se convirtió en derrota,
armarios retraídos que no tienen deseo
y que guardan portadas de revistas sin fecha.
Brian
May vio la oscuridad implacable de la muerte en los ojos cansados de su
compañero de fatigas, lo fútil de la gloria cuando se asiste en soledad a unos
últimos pasos que se dan sin saber si la tristeza y la amargura forman parte
también del espectáculo, y se esfuma la alegría de la vida cuando no quedan
ganas de reír porque el maquillaje se ha agrietado mientras el payaso profundo
escribe versos en el rincón del jardín donde florecen las mariposas condenadas, cuando no distingues entre una reina o un bufón
si ambos tenían el triunfo en la mano pero perdieron la partida entre la
realidad que acecha con su perfil descarnado y la más patética pantomima.
Ahora
mi corazón está roto pero debo seguir porque el show debe continuar, el mismo actor hará de rey y bufón.
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